Por Fermín Chávez
Otra falsedad tremenda es la de que el período de Rosas fue de atraso o, como mínimo, de detención cultural. El doctor Amadeo, en sus cuidadosas Vidas argentinas, dice: "Los valores tradicionales tuvieron en él un celoso, a veces implacable defensor. Bajo su gobierno, la sociedad mantuvo su estructura antigua, y esto hizo posible la formación de tipos de alto refinamiento, cuya expansión cultural, contenida por un régimen de fuerza, produciría después varones de estirpe superior" (R. Amadeo: Vidas Argentinas). ¡Estupendo hallazgo, magnífica combinación que nos permite abominar de la época de Rosas, que asfixió a los "tipos refinados", y glorificar a la que le sucede, regida por "varones de estirpe superior" que surgieron por generación espontánea de la historia!
Los tiempos de Rosas fueron de graves dificultades, guerras intestinas y ataques extranjeros promovidos por los representantes de "la ilustración". No obstante ello, Rosas difundió la enseñanza, creó casas de estudios superiores y estimuló muy valiosas actividades intelectuales. Durante su gobierno se publicó, por don Pedro de Angelis, la famosa Colección, de obras y documentos relativos a las historias antigua y moderna de las Provincias del Río de la, Plata. en seis volúmenes, impresa en la Litografía del Estado en 1836/37, el Cancionero argentino, en 1837, La lira española, en 1844 y El mosaico literario, en 1848, así como La galería de ilustres contemporáneos, publicada por Arzac, en la Litografía de las Artes, en 1844. Recuérdese, asimismo, que La Gaceta Mercantil se publicó con desusada regularidad durante su gobierno, así como El Archivo Americano, redactado en idioma español, inglés y francés, y el British Packet, diario escrito en inglés.
El propio Rosas era un hombre muy culto y no tenía el menor parecido con la estampa de caudillo ignorante y brutal que nos sirven los difamadores liberales. Por ser de quien es, mucho vale la opinión del célebre poeta español (aunque nacido en Buenos Aires), don Ventura de la Vega. Visitó a Rosas en Southampton, en julio de 1853; en carta a su mujer, que se hallaba en Madrid, le expresaba: “Decían que sólo tenía talento natural y que era poco culto; no es cierto. Es un hombre instruidísimo y me lo probó con las citas que hacía en su conversación; conoce muy bien nuestra literatura y sabe de memoria muchos versos de los poetas clásicos españoles" (Carta de Ventura de la Vega a su mujer. Londres, 21 de julio de 1853. - Cfr. Ventura de la Vega: Cartas íntimas, pág. 103. Madrid, 1874).
Sus escritos, discursos y correspondencia revelan la originalidad de su cultura; la oración pronunciada en las exequias de Dorrego es una pieza de antología. La Protesta contra el despotismo del gobierno de Buenos Aires, publicada en 1857, tiene pensamientos hondos y frases elocuentes. "El juicio del General Rosas -decía- compete solamente a Dios y a la Historia, porque solamente Dios y la Historia pueden juzgar a los pueblos. Porque no pueden constituirse en jueces los enemigos ni los amigos de Rosas, las mismas víctimas que se dicen, ni las que pueden ser tachadas de complicidad en los delitos... No hay que esperar moderación cuando el furor ocupa el alma..." (General Rosas: Protesta).
El francés Alfred Brossad, que acompañó a conde Walewsky en la misión diplomática de 1847, como no podía ser de otra manera, criticó a la enseñanza rosista. Entre las críticas que formuló, dice que una de las cuestiones más largamente tratadas en el programa de geografía fuera la siguiente: “Demostración de los derechos perfectos de la Confederación Agentina sobre Paraguay, sobre la costa patagónica y las islas Malvinas; derechos injustamente rebatidos y desconocidos por las potencias europeas”
El francés criticaba a la educación rosista por enseñar precisamente lo que nunca debió dejarse de enseñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario