Por el Prof. Jbismarck
Ernesto Palacio se expresó sobre los enfrentamientos en el
seno de la Junta
que llevaron a la derrota política de Moreno, con la consecuencia de poner en
peligro el destino de la revolución. Dirá Palacio sobre el impulsivo estilo de
Moreno: ” La fracción timorata de la
Junta se escandalizaba por la audacia de esas expresiones y
prefería esperar y contemporizar”: La
opción ante la cual se encontraron los hombres de Mayo era avanzar en las
conquistas obtenidas, o permitir, como ocurrió, que los realistas se
recompusieran de los primeros golpes. Jorge Abelardo Ramos escribio: “Mariano
Moreno, será la figura de rasgos más acusados; este joven enérgico, tan astuto
como ardoroso, que revelará en pocos meses una intuición política asombrosa
para su edad y su medio, será el mas grande revolucionario de su época, el que
disfrutará más efímeramente el poder y sobre quién la gloria se ensañará como
en pocos para volver irreconocible su verdadero programa”.
Ramos señala uno de los temas más graves de
nuestra historia, como es su desfiguración sistemática, lo que ha motivado que
los argentinos estemos impedidos de conocer cabalmente la tarea desplegada por
hombres de la talla de Moreno. El liberalismo que impregna la versión oficial
de la historia argentina fue expresada por Mitre y sus seguidores, los que
debieron recurrir a la deformación del pensamiento de Moreno o San Martín para
hacerlos aparecer como más proclives a las ideología mitrista.
Norberto Galasso también reivindicó la
figura de este revolucionario: “ El Moreno de 1810 dista mucho de ser un
bibliófilo ajeno a su tiempo ... Ha bebido las enseñanzas de los
revolucionarios europeos en aquella rica biblioteca del Alto Perú. Peno no se
enajena en ellas. No incurre en el error de esos ‘jóvenes afrancesados’ que
años más tarde recitan discursos progresistas mientras traicionan el país
apoyando una invasión extranjera”.
En
cambio, José María Rosa expresó un concepto totalmente contrario: “Era un
intelectual del tipo de quienes tratan de amoldar la realidad a los libros: sus
ideas políticas las había recogidos de lecturas que le despertaban una fe
hondísima”.
Hugo Wast lo considero un demagogo, en contraposición con Saavedra: "En
el seno de la Junta, Moreno representaba la demagogia liberal contra la
tradición católica y democrática que encarnaba Saavedra. Por eso, los
modernos demagogos, los masones, los anticatólicos en cualquier partido
en que militen (socialistas, comunistas, etc.) descubren en Moreno su
primer antepasado en la historia argentina". Federico Ibarguren tambien descalificó al editor de La Gaceta.
Algunos contemporáneos suyos escribieron: Tomás Guido dijo: ”
Pero estaba reservado al doctor Moreno simbolizar en su persona el espíritu de
una grande regeneración. Elocuente... Ardiente... republicano, gozaba de una
facilidad sorprendente para la expedición de los negocios de la administración.
Su vasta inteligencia abrazaba todas las peripecias de una situación erizada de
dificultades... Obrero infatigable en la organización... comprendió su misión
sublime y con firmeza incontrastable arrostró las preocupaciones, atacó los
abusos y sentó las bases de la República Argentina”.
Domingo Matheu era otro protagonista que lo
conoció en profundidad por haber sido compañero en la Junta, lo retrató así: “...
Moreno (era) el verbo irritante de la escuela, sin contemplación a cosas viejas
ni consideración a máscaras de hierro”. Era
un político práctico que no estaba atado a ninguna doctrina que no fuera el
bienestar de sus patria y su gente, los criollos e indios olvidados por el
viejo sistema colonial. Tradujo el Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau,
pero utilizó las enseñanzas del pensador francés sólo en la medida que le
sirviesen para luchar por sus objetivos de obtener la igualdad de derechos de
las colonias americanas. El capítulo referido a la religión no lo editó por
considerar que Rousseau deliberaba en este tema. Profundamente católico pero
enemigo de los sacerdotes que justificaban la esclavitud de los indígenas y el
sometimiento de los criollos. Aquellos
que ensalzan a Moreno como el más alto exponente del liberalismo olvidan que su
defensa de la libertad estaba condicionada por los intereses superiores de la Nación y del primer
gobierno que asumía la representación de los criollos.
Cuando editorializó
sobre la libertad de escribir, remarcó que se daría esa libertad pero siempre y
cuando “no se oponga en modo alguno a las verdades santas de nuestra augusta
religión y a las determinaciones del gobierno”. La organización y edición de la Gaceta fue obra fundamental
de Moreno, es realmente increíble la actividad desplegada en aquellos días
convulsionados, su tarea como propagandista de la revolución es otra de las
facetas del gobernante. La causa patriota necesitaba una voz que hiciera
conocer los puntos de vistas de la
Junta, el periódico que dirigió Moreno permitió que en las
provincias se conocieran las medidas y opiniones del gobierno. Se publicaba dos
veces a la semana y en algunas ocasiones aparecía un número extraordinario.
Según cuenta su hermano Manuel, hasta su alejamiento del país, Mariano fue su
exclusivo redactor. Cuando en el mes de
diciembre se dio a conocer el decreto que prohibía conceder empleos a los
españoles, algunos criollos protestaron por la medida, que no alcanzaba a los
que estuvieran empleados a esa fecha. Manuel Moreno opinaba que esta decisión
estaba dirigida a terminar con la discriminación que existía hasta el momento,
la que impedía a los criollos ocupar cargos de mayor responsabilidad, pero el
decreto esta destinado a que los enemigos de la Junta se enquistaran en la
administración pública para boicotear las medidas que propiciaban el cambio de
sistema. A quienes criticaban a Mariano por su intransigencia, su hermano
Manuel les contestaba:
“Querer una revolución sin males es tan quimérico como una
batalla sin desgracias, y así los culpables de las acaecidas en Buenos Aires,
que por su fortuna han sido muy raras, son los promotores de la revolución
misma”.